Marc Pons no encuentra su sitio

El todavía secretario general de los socialistas menorquines, Marc Pons, anda  como oveja sin pastor, meditabundo, como ausente. Le veo deambular por los pasillos del Parlament como ánima en pena. Parece como si no hubiera encontrado todavía su sitio en los bancos de la oposición o no se hubiera aclimatado a este nuevo estatus que las urnas le han concedido. Todavía debe estar pensando cómo es posible que los ciudadanos se hayan equivocado de forma tan clamorosa. Parece como si todavía no hubiera digerido haber perdido su sillón de presidente en el edificio de la Plaza Biosfera. Su teléfono ya no suena como antes. Nadie le llama y ya nadie le hace caso. Ni siquiera en su partido. Ha dejado de ser el protagonista de las páginas de los periódicos. Ya no lo saludan como antes, ni lo paran por la calle. En fin, supongo que esta sensación de vacío debe ser muy difícil de asumir y todo esto lo mantiene en un sin vivir.

Ciertamente, los ciudadanos han apostado, de forma mayoritaria, por una nueva manera de hacer las cosas. Han dicho, de forma rotunda, que no quieren un gobierno intervencionista, un gobierno manirroto, despilfarrador y adicto a endeudarse. La gente ha dicho basta a un gobierno sectario, que ha practicado el clientelismo más burdo y ha repartido el dinero público entre sus amigos ideológicos. Los ciudadanos han dicho que ya basta de la política del no por el no. Una política que ha cerrado las puertas a la iniciativa privada y ha marginado proyectos e inversiones interesantes para la isla. Unas políticas obsoletas que nos han llevado a Menorca al borde del precipicio y ha condenado a los menorquines al ostracismo más absoluto.

Pero Marc Pons sigue erre que erre, insistiendo en recuperar el Plan Director Sectorial de Equipamientos Comerciales o el nonato Plan insular de Costa. Sigue defendiendo sus proyectos fracasados. Unos proyectos que son el ejemplo más ilustrativo de su visión intervencionista de la economía. Una visión anticuada y retrógrada que nos retrotrae a los Planes Quinquenales implantados en la Unión Soviética, donde todo estaba programado y medido, donde los ciudadanos vivían como autómatas siguiendo a pies juntillas lo que les mandaban los dirigentes del Partido Comunista.

Esta visión paternalista de la vida, donde la administración debe resolverlo todo, tiene que regularlo todo y tiene que controlarlo todo, gracias a Dios, ya ha terminado. Este planteamiento, que Marc Pons y la izquierda en general han abanderado en Menorca, nos ha llevado a tener una administración gigantesca y carísima, endeudada hasta las cejas y con unos déficits descomunales. Un modelo insostenible e inasumible, y menos aún en la actual coyuntura de crisis económica.

Despierte Sr. Marc Pons. Su modelo ha fracasado y ha sido, además, rechazado por la mayoría de menorquines. La gente quiere menos administración y más libertad. De hecho, ahora toca hacer todo lo contrario de lo que se ha hecho hasta la fecha. Deshacer lo andado. Se acabó la cultura de la subvención que con tanta alegría utilizaba nuestra izquierda. Se acabó tener proyectos, que crean riqueza y puestos de trabajo, escondidos en lo más hondo de los cajones de los despachos del Consell. Toca ahora empujar e ilusionar a la iniciativa privada y a los nuevos emprendedores. Hay que quitar barreras y eliminar prejuicios.

Los empresarios, tantos años estigmatizados por la izquierda sectaria, deben aprovechar esta nueva oportunidad para, con todos y entre todos, volver a levantar Menorca. Se abre pues, la Menorca de las oportunidades y se cierra la Menorca del pesimismo y la resignación.

Antoni Camps Casasnovas

Diputado del Grupo Parlamentario Popular

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