Ecotasa: el error de conformarse
El Govern lo ha vuelto a hacer. De nada ha servido la experiencia del primer Pacte de Progrés para evitar los errores que, en aquel entonces, se cometieron con la implantación de la ecotasa. No entraremos a valorar la idoneidad de establecer el impuesto, pero sí las consecuencias. Y es que no han gustado ni el fondo ni las formas, y los motivos son numerosos.
La conselleria de Turisme, responsabilidad de Més per Mallorca, anunció la implantación del Impuesto de Turismo Sostenible para 2016, afirmando que se gestó gracias al diálogo.
A partir de ese momento, empiezan los problemas y las quejas de muchos, y con razón. En primer lugar, no tienen en cuenta las características de cada isla, ni por ejemplo, la exención del pago del tributo a los menorquines que debían trasladarse a Mallorca por razones médicas. Tampoco gustó la fórmula de cobro del impuesto, algo que pone en pie de guerra al sector debido a la elevada burocracia en la gestión del impuesto, especialmente en el régimen de estimación directa.
Una vez salvada la improvisación que maneja el Govern (el reglamento se aprobó a finales de junio y el impuesto tenía que empezar a cobrarse el 1 de julio), nos encontramos con que, por primera vez en la historia, se rompe la proporcionalidad en el reparto entre islas. Si hasta el momento prácticamente siempre se había equiparado el reparto de recursos entre Menorca e Ibiza, véase como ejemplo la Ley de Financiación de Consells Insulars, que marca una diferencia de 2 puntos entre las dos islas, en el caso de la ecotasa, la diferencia se eleva a 6 puntos con la isla Pitiusa, y eso que la negociación inicial partía de 1 punto de diferencia.
Durante la negociación de la Ley de Financiación, no sólo se tuvo en cuenta la población para calcular el reparto entre islas, también la superficie de cada isla, la masa forestal o la superficie protegida, cuestiones que benefician a Menorca pero que ahora no interesan, a pesar de tratarse de un impuesto de turismo sostenible. Luego nos preguntamos para qué sirve ser Reserva de Biosfera.
Lo más preocupante es el conformismo de Més per Menorca, que no ha reivindicado un mejor reparto de la recaudación y se ha convertido en el más ferviente defensor de la inquietante gestión del Govern.
Es tal el grado de cinismo que maneja Més per Menorca, con la presidenta Maite Salord al frente, que ni siquiera ha salido a defender a los Ayuntamientos de Menorca, tras conocer que el Govern no ha aprobado ninguno de los proyectos presentados por los municipios para ser financiados con la ecotasa. Y eso que les dieron un plazo de un mes para presentarlos, y eso que les ha costado tiempo y dinero por las prisas, y eso que todos los alcaldes en bloque han salido a quejarse. Pero de improvisación y ligereza, Més per Menorca también sabe un rato. El error de conformarse.
Adolfo Vilafranca
Conseller del Grupo Popular del CIMe