«Apagón de respuestas», por Toni Camps.

Dicen que los menorquines somos personas tranquilas, conformistas, poco dadas a la queja. Yo creo que algo hay de verdad. Seguramente, no protestamos lo que sería justo y, quizás por esto, no disfrutamos de los servicios y de las infraestructuras en las mismas condiciones que sí se disfrutan en otros lugares.

 

Lo hemos visto en estas últimas semanas con el apagón que tuvo a más de 30.000 familias sin luz, sin teléfono ni internet y en muchos casos sin agua, durante casi tres días. Si esto mismo hubiera pasado en otro lugar de España seguramente las manifestaciones y protestas hubieran inundado calles y se hubieran producido dimisiones en cascada.

 

Con la desafortunada tormenta que destruyó varias torres de alta tensión, se puso de manifiesto la vulnerabilidad eléctrica de la isla, dejando claro que tenemos un servicio que se aguanta por los pelos y al albur de cualquier fenómeno meteorológico.

 

Hasta hace, aproximadamente año y medio, el servicio eléctrico estaba garantizado por el cable eléctrico que une Mallorca con Menorca y por la central eléctrica de Mahón. Si uno fallaba, teníamos el otro. Sin embargo, tras la avería del cable y ante la imposibilidad de arreglarlo, nuestro suministro eléctrico quedó reducido únicamente al producido a través de la central eléctrica de Mahón, lo cual nos dejó en una precaria situación de abastecimiento eléctrico.

 

Ante esta situación sobrevenida, los “responsables” políticos tenían la obligación de tener una alternativa, un plan B, solvente y suficiente que pudiera hacer frente a cualquier eventualidad. Aunque ya tarde, el pasado 8 de enero de 2018 el conseller de Territori, Energia i Mobilitat, Marc Pons, y la presidenta del Consell insular de Menorca, Susana Mora, anunciaban un plan de contingencia para garantizar el suministro eléctrico en la isla y la creación de un Comité de coordinación entre el Ministerio, Govern y Consell insular, para controlar la rapidez en la tramitación del segundo cable entre Mallorca y Menorca y el despliegue del plan de contingencia.

 

La misma presidenta del Consell informaba, el pasado mes de marzo, en una carta dirigida a la Sindicatura de Greuges, que el plan de contingencia era suficiente y que garantizaba el suministro eléctrico, un hecho que contradice las últimas declaraciones del conseller Marc Pons que, a la desesperada y para quitarse de encima su responsabilidad en los hechos ocurridos, decía que el Ministerio se había negado a las peticiones del Govern para incluir mejoras en el plan de contingencia. Afirmaciones, por cierto, que no vienen  avaladas por documento alguno y que solo son las palabras de un acorralado Marc Pons.

 

La realidad es que nadie ha visto el plan de contingencia, ni nadie sabe si el comité de coordinación se ha reunido alguna vez, cuestiones sobre las que hemos solicitado la documentación correspondiente en el Parlament, aunque, de momento, no se nos ha facilitado y dudo que se haga.

 

En cualquier caso, es evidente que el plan de contingencia, si existe, no ha sido suficiente y está claro que, tanto el Consell como el Govern, han hecho dejación de funciones. El artículo 7.5 de la Ley 24/2013 del sector eléctrico dice textualmente que “en el caso de que en territorios no peninsulares se produjeran situaciones de riesgo cierto para la prestación del suministro de energía eléctrica o situaciones en las que se pueda derivar amenaza para la integridad física o la seguridad de las personas, de aparatos o instalaciones o para la integridad de la red de transporte o distribución de energía eléctrica, las medidas allí previstas podrán ser también adoptadas por las comunidades o ciudades autónomas afectadas, siempre que se restrinjan a su respectivo ámbito territorial”.

 

Por tanto, ante la situación de vulnerabilidad eléctrica de Menorca el Govern podía actuar sin esperar al Gobierno central ni a Red Eléctrica. El conseller Marc Pons tenía la potestad y la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para evitar el riesgo cierto de poder quedar sin suministro eléctrico, cosa que no hizo. No puede, por tanto, ahora, eludir su responsabilidad y echar balones fuera y dar la culpa de su irresponsabilidad a otros. 

 

Existe, además, el precedente de Formentera. Precisamente, en aplicación de ese artículo 7.5 de la Ley del sector eléctrico se publicó la Orden Ministerial ETU/451/2018 de 17 de abril que prevé instalar 12MW de potencia adicional en la isla de Formentera para hacer frente a una contingencia simultánea del enlace submarino y de la turbina de gas existente, para así garantizar el suministro eléctrico en Formentera.

 

¿Por qué no se ha actuado de la misma manera en Menorca? ¿Somos una isla de segunda para el Govern?

 

Lo podrán vestir de la manera que quieran y buscar culpables en otras partes, pero la realidad es que tanto Marc Pons como Susana Mora, tienen una responsabilidad máxima en el hecho de no haber tenido un plan de contingencia adecuado y, como consecuencia de ello, que dos terceras partes de Menorca haya estado sin luz casi tres días.

 

Y son responsables también de la descoordinación posterior. La respuesta ante la dramática situación fue de absoluto caos. Muchas fotos, muchas reuniones y muchas ruedas de prensa, pero a la hora de la verdad, nadie sabía donde colocar los generadores, los servicios del Consell insular no se pusieron a disposición de los ciudadanos hasta el martes siguiente, o mientras los ciudadanos estaban a oscuras, se desperdiciaba energía iluminando la fachada del ayuntamiento de Ciutadella.  

 

Lo más grave, sin embargo, es que a día de hoy seguimos en la misma situación de fragilidad eléctrica que antes. Seguimos sin un plan de contingencia y seguimos sin un número de generadores suficientes y permanentes en la isla. Todo sigue igual en nuestra Menorca tranquila y todos siguen en sus puestos, sin asumir responsabilidades y sin pedir disculpas. Muy lamentable.

 

Antoni Camps Casasnovas

Diputado autonómico Grupo Parlamentario Popular.

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