
A quien contamina
Hay políticos que llegan y se creen que la vida empieza con ellos.
Estos días nos ha llamado la atención la ocurrencia de la consellera Montse Morlà anunciando su intención de conseguir que toda Menorca sea zona de bajas emisiones.
Desde el Partido Popular hemos denunciado ya la enorme facilidad que está demostrando el equipo de izquierdas del Consell de Menorca para crear problemas donde no los hay y dejar, en cambio, sin resolver asuntos pendientes acuciantes.
Pensamos que la nueva consellera de Movilidad ha tropezado con gran torpeza al anunciar la obediencia voluntaria a una Ley, la de Cambio Climático y Transición Energética, pensada para ciudades de más de 50.000 habitantes o núcleos urbanos de más de 20.000 con alta intensidad de polución, a la que ella pretende acogerse de forma voluntaria y arrastrarnos imperativamente a un gasto por antojo. Se trata de una medida que pretende restringir el tráfico contaminante, limitar el acceso aparcamientos e incluso vetar la llegada a zonas naturales para vehículos que no cumplan con los requisitos mediambientales establecidos.
La consellera, seguramente, no ha hecho cálculo de consecuencias y en su inclinación medioambientalista pedestre se ha olvidado de que gran parte del parque automovilístico de Menorca tiene más de 10 años. Pero ni siquiera ha concebido que las condiciones de un coche con 10 años de antigüedad en Menorca seguramente difieren mucho de las de un coche peninsular de esa misma edad. Tampoco habrá discernido que su medida podría generar ingentes toneladas de chatarra que un territorio limitado no puede absorber de golpe ¿Pretende imponer una política centralista y alineante?
Desde el PP nos preguntamos si la consellera actúa por libre y va por cuenta propia -en lugar de ocuparse de asuntos imperiosos como dar solución a 11 kilómetros de carretera general que la izquierda tiene atascados desde hace ocho años y asumir de una vez la renovación del tramo entre Es Mercadal y Ferreries, cuyo estado empieza a ser peligroso para la circulación; y dedicar tiempo también de otros temas de vía muerta como la renovación de concesiones de transporte o conseguir ampliar las frecuencias y conexiones horarias de los autobuses de servicio público.
¿La secundan en esta última ocurrencia el PSOE y Unides Podem, del tripartito de gobierno? ¿De verdad es intención del Consell atracar de esta forma a la mayoría de menorquines?
Alguien debería recordar a la consellera que el principal foco de contaminación en la isla está situado en la central de GESA, en el puerto de Maó, junto a la ciudad y muy próximo a la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera, para el que la izquierda gobernante en el Consell, el Govern y el Gobierno, no ha conseguido aún propiciar su total reconversión a energías limpias. Tampoco han asegurado la suficiencia energética en el territorio, posponiendo la instalación de un segundo cable submarino ni alternativamente con la llegada de baterías generadoras y han desaprovechado el potencial de energía eólica manteniendo averiados la mayor parte del tiempo los aerogeneradores de Milà. Vaya por donde, los que incumplen su obligación dan lecciones y se abrazan a normativas innecesarias, o no urgentes, con tal de llevarse una portada de diario.
No estaría de más que su compañero de Més per Menorca, el conseller de Medio Ambiente, informara a la consellera de Movilidad de cómo ha conseguido desplegar la red de estaciones de recarga para los vehículos eléctricos o híbridos y del nivel alcanzado en la instalación de electrolineras en la isla. Incluso podría contarle hasta qué punto ha permitido el Consell de Menorca que, también muy cerca de la Albufera, se viertan toneladas de carne procedentes de los mataderos, cuya descomposición con total seguridad provoca gases y genera lixiviados, mientras se pagan onerosas facturas por una incineración ecológica inexistente.
Resulta muy preocupante ver que cuando la Administración anda muy atrasada en asuntos incluso vitales como es la adecuada gestión del ciclo del agua, para asegurar potabilidad y garantizar consumo en el futuro en el equipo de gobierno del Consell haya quien se dedique a vislumbrar soluciones para problemas que no existen, pero que de paso se crean.
Castigar a las familias que pretenden aprovechar la vida útil de sus vehículos, en especial a aquellos que los usan para ir a trabajar y no tienen tan fácil renovarlos con un último ecomodelo, e incluso amenazar a los ciudadanos con un recorte de libertades de movimientos amén de posibles sanciones, para crear en ellos una conciencia de culpabilidad ecológica y ambiental resulta bastante tóxico.
Todos haremos mejor en cuidarnos de la contaminación ideológica mientras alguien envía a la consellera al rincón de pensar.