El alarmismo de la diputada Cristina Rita

Le ha sabido mal a la diputada socialista, Cristina Rita, que el curso escolar haya empezado con total normalidad en Menorca. Parece como si le hubiera gustado más ver movilizaciones, algarabías, escuelas cerradas o padres de alumnos con pancartas a las puertas de las escuelas.

 

La señora Rita se ha atrevido a dudar de la información contrastada dada por “algunos” medios de comunicación que informaron de la normalidad vivida en el principio de Curso en los Centros Escolares.

 

La señora Cristina Rita hace buena aquella máxima que dice: “cuánto peor, mejor”. Cuando peor les va a los ciudadanos, mejor les va a los partidos de la oposición. Y, por eso, esperaban un inicio de curso caliente para poder utilizarlo políticamente para desgastar al Gobierno.

 

La sorpresa de los partidos de izquierdas ha sido que la actividad escolar se haya reanudado con total normalidad. Una normalidad que viene acompañada, en nuestra isla, con la inauguración de una escuela, el C.P. Maria Lluïsa Serra en Mahón y la apertura del CEIP Albert Camus en Sant Lluis que implicará la eliminación de los cuatro barracones existentes en el CEIP Sant Lluis. Curiosamente, a pesar de los malos augurios de la diputada Cristina Rita, en sólo un año, el número de barracones se habrá reducido en 10, pasando en Menorca, de 23 a 13. Todo un éxito si tenemos en cuenta las restricciones presupuestarias actuales.

 

Por otro lado, se tiene que destacar otra buena noticia en este inicio de curso. Es el caso de seis colegios de Menorca que se han acogido a un plan piloto de educación plurilingüe impulsado por el Gobierno. Un plan de implantación y normalización de la lengua extranjera entre nuestros alumnos. Una iniciativa muy bien recibida por los padres y que significa la recuperación del modelo educativo trilingüe que se había empezado a implantar durante la legislatura 2003-2007 y que el gobierno del Pacte de Progrés incomprensiblemente eliminó.

 

Menorca ha empezado este curso con 14.474 alumnos y 1.816 profesores. Una cifra que querríamos fuera mejor, pero que es más que suficiente para poder dar un servicio educativo de calidad. Ya lo decía la pedagoga Pilar Benejam en una reciente entrevista, la calidad educativa y, por lo tanto, los resultados académicos, no son consecuencia de un aumento del gasto educativo sino más bien de la implicación del profesorado.

 

Es curioso ver como por ejemplo, la señora Cristina Rita se preocupe por las restricciones presupuestarias que afectan a la educación y, en cambio, no dijera nada cuando el gobierno del Pacte, a quien apoyaba, hacía crecer el déficit en más de 1.000 millones de euros anuales y cuadruplicaba en una legislatura el endeudamiento.

 

En la anterior legislatura, con el aplauso de la diputada Cristina Rita, se inició una alborotada carrera de incremento del gasto que, a partir de 2010, provocó fuertes tensiones de tesorería y como consecuencia de esto, el impago de unos 1.400 millones de euros a pequeños empresarios y autónomos y a otras instituciones públicas. Que fácil es por la señora Rita pedir más gasto en educación cuando nunca se ha preocupado de cómo pagarlo.

 

La situación de, en la práctica, suspensión de pagos de la comunidad autónoma hace inevitable tener que racionalizar el gasto y que esta racionalización tenga que afectar a la sanidad y a la educación, dado que ambas partidas representan aproximadamente el 80% del gasto no financiero de la comunidad.

 

A ningún político gusta tener que decir que no y tener que recortar, pero estas medidas de austeridad son imprescindibles si se quiere hacer sostenible y viable el actual estado de bienestar. Después de cuatro años de desmadre donde no se miró por el futuro sino por la instantaneidad del momento, toca ahora responsabilidad y gestionar con sentido común.

 

En estos momentos se están poniendo las bases para tener una educación viable, una educación que se pueda pagar. Lógicamente, todos querríamos, como la señora Rita, unos ratios de alumnos por aula menores, aumentar los grupos de apoyo, aumentar las ayudas por libros de texto, por transporte escolar o por comedor. Todos queremos una educación mejor, pero ahora son tiempo de poner los pies en la tierra y pensar con qué educación podemos pagar.

 

No hay que decir que estamos convencidos de la voluntad y profesionalidad del profesorado y de la comprensión de la mayoría de madres y padres de nuestros alumnos ante estas medidas y que apostamos todos juntos en circunstancias especiales por una educación pública, sostenible, de calidad y de igualdad.

 

La actitud alarmista de la diputada Cristina Rita demuestra que, fuera de querer que el sector educativo funcione, lo que pretende es todo lo contrario, su desestabilización. De hecho, su actitud alarmista la deja en evidencia y pone de manifiesto una forma de hacer política muy poco elegante y partidista que no quiere resolver problemas sino crear.

 

Manuel Monerris Barberà
Diputado del Grupo Parlamentario Popular
Miembro de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes

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